miércoles, 4 de abril de 2012

Para Paola
Última noción de Laura
Mario Benedetti

Usted martín santomé no sabe
cómo querría tener yo ahora
todo el tiempo del mundo para quererlo
pero no voy a convocarlo junto a mí
ya que aun en el caso de que no estuviera
todavía muriéndome
entonces moriría
sólo de aproximarme a su tristeza.

Usted martín santomé no sabe
cuánto he luchado por seguir viviendo
cómo he querido vivir para vivirlo
porque me estoy muriendo santomé

Usted claro no sabe
ya que nunca lo he dicho
ni siquiera
en esas noches en que usted me descubre
con sus manos incrédulas y libres
usted no sabe cómo yo valoro
su sencillo coraje de quererme.

Usted martín santomé no sabe
y sé que no lo sabe
porque he visto sus ojos
despejando
la incógnita del miedo

no sabe que no es viejo
que no podría serlo
en todo caso allá usted con sus años
yo estoy segura de quererlo así.

Usted martín santomé no sabe
qué bien, que lindo dice
avellaneda
de algún modo ha inventado
mi nombre con su amor.

Usted es la respuesta que yo esperaba
a una pregunta que nunca he formulado
usted es mi hombre
y yo la que abandono
usted es mi hombre
y yo la que flaqueo.

Usted Martín Santomé no sabe
al menos no lo sabe en esta espera
qué triste es ver cerrarse la alegría
sin previo aviso
de un brutal portazo.

Es raro
pero siento
que me voy alejando
de usted y de mí
que estábamos tan cerca
de mí y de usted.

Quizá porque vivir es eso
es estar cerca
y yo me estoy muriendo
santomé
no sabe usted
qué oscura
qué lejos
qué callada
usted
martín
martín cómo era
los nombres se me caen
yo misma me estoy cayendo.

Usted de todos modos
no sabe ni imagina
qué sola va a quedar
mi muerte
sin
su
vi
da.

Éste es uno de mis poemas favoritos. Lo he idealizado, llorado, leído y releído mil veces.

Creo que el amor sólo es posible porque existe la muerte. Al menos eso le agradezco a la parca, la infinita capacidad humana de amar.

No creo que haya más vida que ésta. Ni que mi falta de fe haga que la muerte sea más dura para mí. Igual es al contrario.

Morir no puede ser un cambio a mejor, así lo veo yo. La vida es demasiado buena. Pero tampoco a peor. Es parar. Dejar de existir. La nada. Si no se existe, no se sufre, si se ríe, ni se llora, ni se goza. Simplemente no se es. Y el ser es la esencia de nuestra existencia.

La muerte no es justa, o injusta, no creo que tenga ninguna motivación, que responda a ningún destino, simplemente es el final. Cuando uno muere, acaba. No habrá secuelas.

Para mí, lo verdaderamente duro, desgarrador, de la muerte es el amor. Quien muere amaba, y era amado, y las personas que deja tras de sí son quienes experimentan realmente la muerte y su devastación. Cuando alguien a quien quieres muere, su vacío, el hueco que deja en tu vida, en tu corazón, nunca va a ser llenado. Nunca se reemplaza a esa persona, porque todos somos únicos para quien nos ama.

El dolor es para los vivos. Ésa es la parte de la muerte que me aterra.

Quien muere habiendo vivido -no cantidad, calidad-, cierra un círculo completo. Y ya está. Pero los que quedamos, además de soportar su ausencia, sabemos que llegará nuestro momento, y que rendiremos cuentas ante el mayor juicio que conozco, el propio, de ese tiempo que hemos vivido "de más", de si lo hemos vivido.

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