lunes, 23 de agosto de 2010

Hay un periodo de luto obligatorio siempre que algo acaba. Incluso cuando se termina de leer un libro, el alma necesita un tiempo para despedirse de esa historia que, de alguna manera, ha muerto. Y esa necesidad involuntaria se hace más perentoria cuanto más hueco ha ocupado en nuestro corazón lo que sea que ha concluido.

martes, 17 de agosto de 2010

Que escribo las odas más hermosas
para quemarlas.
Que declamo su belleza al universo
para que nadie entienda mis palabras.
Que cuanto más busco quién soy
más importa lo que veo afuera.
Que sé con certeza el valor exacto
de todo lo que poseo.
Que pierdo a menudo,
y fracaso una y otra vez,
pero nunca descuido
lo poco realmente importante que pasa por mí.
Que hace años que escribo un único poema
que no concluiré, probablemente, hasta que muera.