domingo, 23 de septiembre de 2018


Necesito tanto alimentarme de verdad y de belleza como vomitar los excedentes en un flujo inagotable de lágrimas y palabras.
Necesito reflejar corazones luminosos con los que no me sienta avergonzada si accidentalmente me desnudo o tropiezo.
Necesito estar a solas largas horas. Y largas horas también en compañía, hablando.
Necesito gran cantidad de abrazos, sinceros y largos. Abrazos fuertes que permanezcan inalterables cuando me revuelvo furiosa a morder las manos que me sostienen.
Necesito calma. Y alegría. Música. Y todas las palabras escritas y por escribir.

Tengo muchas necesidades, lo sé, y algunas contradictorias. Con los años incluso voy generando nuevas peculiaridades. Pero más grande aún que mi necesidad es mi capacidad de dar, de entregarme, de amar. Recuérdalo, por favor.


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