Dices que soy tu aventurera,
pero yo sólo navego en los charcos
diminutos y embarrados de rutina.
No estaría mal encontrar a alguien
que entienda el hambre,
la avidez atrapada en mi garganta.
Compartir orquestas,
violines,
el vello erizado,
carcajadas,
locuras e intensidad
antes de que ya no sea cierto
que todavía queda tiempo.
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